Todos, me incluyo, hemos caído en la gran tentación de tomar el levante virtual como si fuese algo que se aparta de la realidad, fácilmente nos escudamos en el anonimato y la distancia física, y tratamos a los demás como si fuesen robots, o simplemente, no fueran humanos.
Dejamos de contestar, bloqueamos, eliminamos, sin aclarar nunca nada, ni decir un simple ‘no, gracias’, algo que sin duda podría dejar a la otra persona más satisfecha, gracias a la claridad que te da una respuesta… sí, una respuesta, nos cuesta mucho dar una simple respuesta.
Está claro que el catálogo de opciones que nos dan las redes sociales y apps de levante, hace que terminemos devaluando a la persona, viéndolos como objetos, y eso, nos lleva a simplemente no dedicarles el tiempo que cada ser humano merece. Nos llegue a gustar, a interesar, o no esa persona, merece una respuesta.
Entiendo que por la velocidad de las cosas, el multitasking y demás, la mayoría de las veces es más fácil actuar de esta manera, sin embargo, se imaginan lo diferente que sería el mundo si al menos nos tomásemos el tiempo para decir: ‘no, gracias’.
Al final de cuentas, creamos o no en ello, todo lo que das, recibes, todo se regresa, y si no me creen, analicen las veces que también les ha tocado a ustedes estar del otro lado. Tristemente nos volvemos cínicos y terminamos haciendo lo que nos hacen y así el ciclo nunca termina.
Y aunque no lo crean, todo puede empezar a cambiar con una simple acción individual de dejar de hacerlo, nos tomará unos segundos, pero si cada uno va sumando sus segundos en estos pequeños actos de respeto y cariño hacia los demás, poco a poco iremos cambiando nuestra realidad del mundo.