Desear a las personas equivocadas es humano e inevitable, pero la experiencia universal indica que lo más sensato es no pisar el palito en esos casos, no porque esa gente no merezca mis favores sino que en la mayoría de las situaciones el después será lamentable, y vergonzante. Por eso, ni con el paseador (te puede “perder” el perro si no accedes a sus caprichos) ni con el jefe (a la larga te despiden o tus compañeros te acusan de “trepadorx”) ni con el hermano de mi amiga (se rompe la amistad). Pero las limitaciones eróticas con el entorno van más allá.
He aquí una lista global de gente “inacostable“. Claro, cada quien, hace lo que puede (no lo que debe):
-Con el novio/novia o pareja de alguien conocido (y desconocido), es decir, con alguien que tiene una relación. Es obvio. El deseo puede ser abrasador y en esa locura uno puede llegar a convencerse de que el otro es infeliz en su relación, que por eso Dios lo puso en tu camino. No. No es infelíz (o sí): está aburrido. Esa gente aburrida vive distrayéndose con terceros en discordia, es decir, no serás el/ la último/a en su cama.
– Con tu co-inquilino o compañero de departamento. Puede pasar que de tanto verse en pijama y compartir la cocina, la heladera y el vasito del cepillo de dientes la relación se vuelva confusa y creas que el sexo también está dentro del contrato de convivencia. Error. Puede salir perfecto, pero si no funciona, uno de los dos se quedará en la calle.
– Con tu ex. Hace poco vi un capítulo de Mad Men en el que Don Drapper y su ex mujer se cruzan en el campamento escolar de los hijos. Por la noche se dejan llevar, pero la cama apenas sirvió para que entre ellos creciera una amistad, porque el erotismo se había esfumado. Qué feo cuando alguien ya no te gusta. Un ex es el pasado y, además, por algo importante lo descartaste….
– Con alguien a quien no le gustas tanto. Cuando el otro no está muerto por uno, y se nota, no importa cuan urgidos estemos de cariño, será como acostarse con un cadáver. El teatro de la atracción tiene que ser 100% convincente, de lo contrario, busca juguetes que vibren.
– Con alguien que no te gusta tanto, lo mismo. Después de cierta edad, uno aprende y lo practica, sin dudar. Si alguien no te gusta del todo al minuto siguiente querrás salir huyendo, y no hay sensación más angustiante que el asco. Experiencias como éstas hemos tenido todos, pero no todos se han vuelto sibaritas…
– Con la persona con la que quieres romper. Si no has tenido el valor de terminar una relación, de decirlo en persona, el sexo será cruel, dañino.
– Con tu jefe ni con tu profesor. Nunca, aunque hay quienes sienten morbo por el poder. Nunca termina bien. Las consecuencias son incómodas y humillantes en el trabajo, sobre todo si hay que verse todos los días frente a la máquina de café, o en el aula. Además te van a despedir, más si el jefe está casado.
– Con la/el ex de tu amigo/a. La amistad es más fuerte (para algunos). También es una cuestión de código. A menos que tu amigo no lo haya superado 100%, es insostenible. A menos que se trate de un amigo muy inteligente, capaz de entender que, de carne y sentimientos, somos.
– Con la hermana/o de tu mejor amigo/a. Es divino, simpático, talentoso…pero es el hermano de mi amiga/o con la que además paso vacaciones y domingos en familia. Es decir, sería una decepción que, luego de haberme ganado su confianza, yo amanezca metida en la cama de un miembro de la familia. La amistad terminará por ésta razón, no por el hermano.
– Con tu prima/o (aunque sea lejana/o) Es un pariente. Punto. Aunque un primo hermano se haya casado con una prima lejana, como es costumbre en algunas familias.