Tradicionalmente se ha asumido que los hombres son insaciables sexualmente, siempre listos para el encuentro íntimo. Sin embargo, un nuevo estudio desafía este mito arraigado, revelando que la realidad es mucho más compleja de lo que se pensaba.
La creencia en la insaciable libido masculina ha sido alimentada por una combinación de factores, desde representaciones mediáticas hasta presiones sociales. La profesora Sarah Hunter Murray se embarcó en una investigación exhaustiva para explorar esta noción, recopilando datos de más de 100 estudios científicos.
Contrario a la creencia popular, los hallazgos revelan que la libido masculina alcanza su punto máximo en la adolescencia y los veinte años, disminuyendo gradualmente a medida que los hombres envejecen, especialmente en relaciones de larga duración y con responsabilidades laborales y familiares.
La presión social también desempeña un papel importante, ya que a los hombres se les enseña a mantener una imagen de virilidad constante, incluso cuando su deseo sexual disminuye. Los estudios muestran que muchos hombres desearían no tener que tomar siempre la iniciativa en el ámbito sexual y se centran en la satisfacción de sus parejas por encima de la suya propia.
Sorprendentemente, en la mitad de los casos de parejas que buscan terapia por desequilibrios de deseo, son las mujeres quienes demandan más sexo. Esto desafía aún más el estereotipo arraigado del hombre insaciable y plantea interrogantes sobre su verdadera naturaleza.
En resumen, el mito del hombre sexualmente insaciable se desmorona ante la evidencia científica. La complejidad de la libido masculina refuta las simplificaciones culturales y subraya la necesidad de reevaluar nuestras percepciones y expectativas sobre la sexualidad masculina.