De acuerdo con un estudio que publicó la revista Social Psycological and Personality Science, en el que participaron 4 mil 500 personas, el 64% de los votantes valoró con más importancia el dinero que el tiempo, para alcanzar la felicidad, sin embargo, las personas que priorizaron sobre su disponibilidad de tiempo resultaron ser más felices.
Tomando en cuenta el panorama laboral de la actualidad, la generación Z o también conocidos como Zillenials, han mostrado resultados que rompen paradigmas en el tema de las relaciones laborales, priorizando más en su bienestar personal previo a relacionarse en un ámbito laboral tóxico que los haga ser infelices.
Esta generación ha visualizado que la antigüedad en alguna empresa no significa estabilidad (también considerando el nuevo esquema de jubilación) y que un salario no equivale a comprometer sus valores personales y su tiempo, lo cual esperamos no solo sea un cambio generacional de los empleados, sino también para los empleadores.
Quizá la generación Z sea la que deje un precedente de reflexión sobre el tipo de relación que tenemos con nuestros empleos, dándole siempre mayor importancia a la salud mental y física por encima de un salario fijo y una prevalencia en la zona de confort que un empleo “formal” trae consigo, esto en el entendido que “la vida es muy corta” como para dedicar la mayor parte de nuestro tiempo en algo que no nos haga felices del todo, el chiste no es vivir para trabajar ni trabajar para vivir, es encontrar lo que nos apasiona para que todo fluya.