En medio de los encuentros sexuales, los hombres pueden llegar a dividirse en dos grupos: quienes pertenecen al de los penes de sangre y aquellos que van al de penes de carne. De este modo, en términos de placer, ellos se diferencian por dos tipos de penes.
Los penes de sangre se caracterizan por poseer grandes y elásticas paredes cavernosas, las cuales se expanden al momento de la excitación, debido a que se llenan de sangre. Aquellos que poseen este tipo de miembro pueden llegar incluso a duplicar o triplicar el tamaño de su genital.
Por otra parte, se encuentran los penes de carne, que poseen particularidades diferentes, como paredes cavernosas más estrechas, lo cual no permite un cambio drástico del tamaño durante la excitación. Básicamente se ven del mismo tamaño en estado flácido o en erección.
En ese sentido, la sexóloga, conferencista y orientadora profesional, Eirelyn Gómez Arcia, aclaró que pese a esa diferencia al momento de la erección, no se puede mencionar que algún pene tenga ventaja sobre otro. Ambos grupos pueden llegar a poseer erecciones sanas y duraderas; todo siempre dependerá de los hábitos cotidianos de cada individuo.
Quienes poseen un pene de sangre pueden llegar a aparentar un tamaño “muy pequeño” cuando su aparato genital se encuentra en estado normal, pero esto no debe confundirse con la microfalosomia, que consiste en el estado diminuto del pene incluso durante su erección. Por su parte, los de carne pueden resultar grandes, aunque se encuentren en un estado normal, pues no necesitan estar erectos para ello.