Para muchos parecería muy fácil darle una respuesta a la pregunta: a la hora de la pasión, ¿por qué nos gustan grandes?
Sin embargo, una investigación del periodista Bobby Box para Ride Bodywork cree tener algunos datos interesantes que quizá no habías considerado antes.
Y es que, históricamente, los miembros grandes no eran necesariamente los más apreciados. ¿Quieres saber por qué?
Empecemos por lo obvio
En las apps de ligue existen dos letras que, para muchos, son una táctica infalible para conseguir y asegurar atención: XL.
Y es que es un mito ‘bien sabido’ que a los chicos gais y bisexuales nos gustan grandes. No obstante, la razón de esto parece un poco elusiva.
La asociación The Gay Men’s Health Project realizó una encuesta en 2017. Con ella determinó que al menos 1 de cada 5 hombres gais y bisexuales ha rechazado una interacción física por el tamaño.
Por si esto fuera poco, el breve estudio mostró que el 8% se piensa más el usar o no un preservativo si se trata de un pene de grandes proporciones.
Estos datos ineludiblemente confirmarían que sí, el tamaño importa. Y al parecer importa mucho cuando se trata de tener relaciones entre varones, pero ¿por qué?
Masculinidad tóxica
En entrevista para Ride Bodywork, el terapeuta sexual Joe Kort dio una posible explicación, simple y concisa, sobre por qué nos gustan grandes: masculinidad tóxica.
Así es, el viejo enemigo de los hombres gais y bisexuales que tanta discriminación ha causado en nuestra comunidad vuelve a atacar.
Al respecto, Kort comentó: «Mi teoría es que un pene más grande es confundido como sinónimo de una fuerte masculinidad y eso, a su vez, es confundido con poder erótico en bruto. En otras palabras: entre más grande ‘el amigo’, mejor el hombre y mejor la pasión».
Sin embargo, esto está totalmente alejado de la realidad. De hecho, el mismo Kort explicó que varios de sus clientes han echado abajo el mito: «Por supuesto que esto es absurdo. He tenido clientes que me dicen que han estado con hombres con miembros más grandes, pero que no supieron cómo complacerlos como amantes».
El mito del hombre civilizado
Para darle una mayor perspectiva social a por qué nos gustan grandes, Ride Bodywork también se acercó a Jason Orne. Él es un sociólogo queer y autor del libro Boystown: Sex and Community in Chicago.
En entrevista para dicho medio, Orne compartió cómo, en la Antigua Grecia, un miembro pequeño era símbolo de un hombre más civilizado. Al contrario, los chicos con ‘herramientas’ más grandes eran vistos como bárbaros y más proclives a dejarse llevar por sus instintos animales.
Orne cree que esta idea no ha cambiado del todo, pues los hombres ‘bien dotados‘ son frecuentemente deshumanizados por los pasivos, quienes solo los ven como un medio para su propio placer: «La persona no es vista necesariamente como viril, pero sí más sexual que el promedio. Los hombres de color, sobre todo, son tratados esencialmente como dildos. Son algo que se usa para tener relaciones, pero no alguien a quien llevarías a conocer a tus padres».
Aún más grave resulta que esta situación se ha vuelto una competencia entre quienes disfrutan los masajes de próstata, que hacen comentarios como «mira esta cosa tan grande que me pude meter» o «yo duré más con ella de lo que tú pudiste», perpetuando así modelos de masculinidad tóxica.
Orne dice: «Usar partes del cuerpo como un sustituto o vaticinador para la personalidad no es diferente a usar la raza, el sexo, el género, la orientación sexual, el estatus económico o cualquier otra cosa, y está mal».