La salud sexual se refiere a un conjunto de elementos que hacen que una persona termine por sentirse mejor con sus decisiones de vida y el estado de su mente y su cuerpo como consecuencia de la forma en que vive su sexualidad.
Sin embargo, muchas veces pensamos que la salud sexual se consigue simplemente al usar preservativos en las relaciones, pero en realidad es algo que va mucho más allá de eso y que, de hecho, involucra otros aspectos de nuestra vida que no solo son las relaciones sexuales ni el contacto físico.
Tener una buena salud sexual también tiene que ver con los planes de vida que tenemos, con los vínculos que entablamos y con la manera en que nos autopercibimos, o al menos así lo considera la Dra. Margarita Medina, quien es maestra en sexología clínica por el Instituto de Sexología (IMESEX), y que defiende que los aspectos de la sexualidad se encuentran en casi cada parte de nuestra vida.
Por un lado, la reproductividad hace referencia a la capacidad y deseo de tener hijos y también de no tenerlos, así como la relación que mantenemos con el tema de la maternidad y la paternidad. Por su parte, el género hace referencia a la relación que tenemos con nuestro sexo asignado al nacer, si estamos cómodos con él o si hemos preferido una identidad diferente, como las personas trans o las no binarias; la idea de erotismo se centra en cómo vivimos el placer a través del deseo sexual, la excitación e incluso los orgasmos, y por último, los vínculos afectivos son aquellas relaciones que entablamos con las personas a nuestro alrededor, ya sea de manera romántica, amistosa, familiar, de compañerismo, etc. y que vamos desarrollando a lo largo de nuestra vida.
Con esta definición tan amplia y completa de la salud sexual, tiene sentido que hablar de una buena salud sexual no signifique solamente usar protección en el sexo, sino también mantener relaciones saludables y honestas, tomar decisiones autónomas y poner límites, saber disfrutar del placer, incluso sin sexo, y el lograr estar cómodos con nuestro cuerpo. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) establece que la salud sexual es “un estado de bienestar físico, mental y social en relación con la sexualidad”.
Una gran ventaja de concebir la salud sexual como algo tan amplio y diverso es que permite tener un enfoque positivo respecto a la manera en que cada quien decide vivirla. Además, nos hace comprender la importancia de cuidar nuestras decisiones y formas de actuar en más de un sentido, no reduciendo todo al sexo, sino a la forma en que vivimos nuestro cuerpo, mente, relación con los demás y las experiencias eróticas. Así, sabemos que todo lo que hacemos cuenta al momento de contribuir a nuestro bienestar o malestar.
En ese sentido, la educación para una mejor salud sexual también debería incluir todos estos aspectos y tomar en cuenta la enseñanza de herramientas para vínculos saludables y responsables, ya sean monógamos o poliamorosos, así como información para planes de vida que eviten los embarazos no deseados o adolescentes, y la relación que tiene la sexualidad con nuestra mente y las concepciones a través de las cuales nos relacionamos con el mundo.