El ser humano es curioso. Cuando conocés a alguien que te gusta, podés plantearte con cuántas personas ha estado, qué relaciones ha tenido, qué experiencias ha vivido, etcétera. Pero, ¿sirve de algo saberlo? ¿Qué te puede aportar esa información? ¿Qué utilidad tiene?
El pasado sexual es un aspecto muy delicado, porque puede ser difícil de gestionar a nivel emocional. Pueden aparecer celos e inseguridades que afectarán al vínculo que se ha creado o se está creando entre los miembros de una pareja, y se deberá dedicar una energía extra para lidiar con todo ese malestar provocado.
El riesgo
El primer paso es pensar si es necesaria esa información, si te va a ayudar en algo. Porque quizás aparece esa curiosidad inicial y un poco impulsiva pero, al pensarlo más en frío y racionalmente, te das cuenta que no hace falta tratar el tema ni profundizar en el pasado porque lo importante es el ahora, el momento vital actual de la otra parte y el vínculo y tipo de relación que se está generando en el presente.
El segundo paso si querés saber algo es pensar en el momento adecuado de la relación. No es lo mismo hablar del pasado sexual al principio de conocer a alguien que cuando ya se ha generado una relación más estable y seria.
Estar en el presente
Cada momento tiene sus pros y contras, todo dependerá de lo que considere más adecuado cada persona. En los inicios, la confianza y la seguridad son más débiles, y eso puede despertar un sentimiento de inseguridad. En cambio, pasado un tiempo el vínculo se ha reforzado y la relación es más firme, pero el pasado puede afectar a la idea del otro, a la visión que tenemos y, por ende, condicionar varios aspectos de la relación. Los aspectos dependerán de cada pareja en particular y de cada caso.
El tercer punto hace referencia a los detalles, a la cantidad y tipo de información que se comparte. Si se habla, por supuesto debe partirse de la sinceridad, pero no lo debés confundir con el sincericidio. Es decir, dar toda la información sin filtros y sin empatía. Es básico ponerte en el lugar del otro y pensar qué información puede sumar y cuál puede restar.
En conclusión, cada persona es un mundo y cada pareja un universo. Por ende, no podemos recomendar un único camino ni una única forma de hacer. Lo que sí que es fundamental es reflexionar bien las preguntas y su objetivo. En realidad, este debe ser conocer las vivencias y el aprendizaje de la otra parte para entender más el aquí y el ahora.
Si la finalidad es la curiosidad y buscar la seguridad pensando que te va a contar un pasado decepcionante cuando quizás no es así, lo mejor es buscar la fortaleza en otros aspecto de la relación y no en el pasado sexual, porque siempre escucharás cosas que duelen y afectan, y hace falta una alta capacidad de gestión emocional para hacer una buena digestión de todo ello.