Una pareja fue atacada a palazos este miércoles por la noche en Palermo. Pablo y Cristian, de 32 y 35 años, se detuvieron en Aráoz al 1900 para besarse y tres hombres comenzaron a golpearlos e insultarlos. “Estábamos en una parte que estaba un poco más oscura. Paramos, nos dimos un beso, nos estábamos abrazando y nos atacaron a traición, por la espalda”, contó Pablo
Cristian intentó proteger a su pareja, pedía que no lo golpearan, y terminó recibiendo un fuerte golpe con un palo en la cabeza que lo hizo caer al suelo. “Mi novio me escudaba, la ligó por mí. Fue un héroe porque decía ‘no lo toquen a él’ y me protegió”, admitió Pablo.
Y agregó: “A mí me empujaron y solamente me raspé pero él sí tiene heridas en las rodillas, en las piernas, en los brazos, codos y manos”.
Durante el ataque, este abogado de 32 años se tocaba los pantalones para chequear si tenía la billetera, pensando que podría tratarse de un “ataque piraña”, aseguró que estaban esperando “que les roben o que les pidan algo”.
“Querían cagarnos a palos. Si no empezábamos a gritar por la policía y salían todos los vecinos por los balcones y los frenaban, no sé qué podría haber pasado”, reconoció.
Según recordaron las víctimas de este ataque, los agresores eran tres hombres, de entre 20 y 30 años, uno de ellos rubio, otro morocho y un tercero que no recuerdan. “Todos eran corpulentos”, subrayó Pablo.
El hombre golpeado asume que todavía no tomaron conciencia con su pareja del riesgo real que corrieron. “Le pegaron en la cabeza y se cayó, si le pegaban ahí tirado por ahí lo mataban”, reconoció, y agregó: “Afortunadamente se frenó porque podría haber terminado como el caso de los rugbiers”, en referencia a la golpiza que terminó con la vida de Fernando Báez Sosa.
Mientras eran golpeados, gritaron pidiendo ayuda. La pareja fue socorrida por los vecinos. Uno de ellos, de nombre Matías, le abrió las puertas de su casa.
“La Ciudad está llena de policías, pero pedíamos que viniera un efectivo y no aparecía. Llamaron al 911 y no vinieron, sino que a los 20 minutos pasó un patrullero y lo paramos”, contó Pablo, quien se lamentó porque “las personas se dieron a la fuga”.
Los tres atacantes no escaparon inmediatamente, se quedaron parados en la esquina por un rato con “actitud intimidante”. Más tarde, con la intervención de los vecinos, se fueron corriendo. Según contó Pablo, esta huida fue advertida por dos efectivos policiales que aparecieron más tarde en la zona, pero les aseguraron que no los detuvieron porque antes “habría que haberlos reconocido”.
Las víctimas del ataque realizaron la denuncia en la Comisaría Vecinal 14A de la Policía de la Ciudad. La causa quedó en la Fiscalía en lo penal, contravencional y de faltas número 8, a cargo del fiscal Dr. Maximiliano Vence.
La Policía de la Ciudad caratuló el caso como “lesiones leves” y aclaró un detalle que, posteriormente, generó la indignación de la pareja: “Solo se trató de un acto homofóbico”.
“Cuando llegué a mi casa, vi esa forma que tuvieron de escribir que fue ‘solo un acto homofóbico’. No entienden ningún contexto, ninguna perspectiva, fue justamente eso, no nos fueron a robar, nos lesionaron por lo que somos”, remarcó Pablo.
Ni él ni su pareja fueron atendidos por personal médico, pese a que uno de ellos había sufrido un fuerte golpe en la cabeza, nadie llamó al SAME. Ellos tampoco fueron a una guardia después de hacer la denuncia “porque eran más de las 12 de la noche” y habían estado dos horas en la comisaría, ya que “tuvieron que reescribir dos o tres veces la denuncia”, por algunos errores.
“Sacamos las fotos para tener esa constancia de lo que pasó, pero con poca fe en la actuación de lo que siga pasando”, asumió Pablo, quien reconoció que aún no recibió la llamada del fiscal ni de ninguna autoridad luego de lo que le pasó.
“Mi novio está acostado, él que es súper activo, está deprimido. Es fuerte el mensaje desde lo subjetivo y desde lo personal: que nos caguen a trompadas por lo que somos y lo que estamos haciendo en la vía pública, que no es nada distinto a lo que hace cualquier otra persona”, aseguró.
Pablo admite que jamás pensó que le podía pasar algo así, que para él estas cosas le eran ajenas, que le pasan a los demás. “Me llamó mucho la atención la forma del ataque, fue darme vuelta y empezar a recibir trompadas, insultos, con una actitud amenazante”, remarcó.