Sexo Gay En La Ciudad: La Aventura De Una Vida

 

‘Siento mi corazón latiendo bajo mi piel, siento mi corazón latiendo, porque vos me haces sentir, como si estuviese vivo otra vez…Si solo tenemos esta vida, esta aventura, entonces quiero compartirla con vos’  – Coldplay

Había matcheado nuevamente con Mateo en la aplicación de citas. Esto significaba que su enojo de alguna forma había terminado después de haberme bloqueado por más de un año.  Ahora la pregunta era ¿quién iba a dar el primer paso y comenzar la charla?. 

Yo estaba contento, porque más allá de todo lo que pasó, había estado pensando en él durante esos meses, haciendo un mea culpa de como lo traté y de cómo terminaron las cosas. Mi idea siempre fue ir de frente con eso, con unas disculpas sinceras, antes de recomponer lo que sea que se estaba formando entre nosotros. Es difícil dar segundas oportunidades, y dudaba si realmente me las merecía. Yo por lo general no las doy, no me gusta dar pasos hacia atrás. Por eso me intrigaba saber ¿cuál fue el objetivo de Mateo al ponerme nuevamente un corazón en la app?. De repente, comencé a dudar si había sido un error, un fallo en el sistema de la app. ¿Realmente querrá perdonarme o, por el contrario, querrá reclamarme algunas cosas?. 

Como sea, decidí dejar de dar vueltas y que sea lo que tenga que ser. Rompí el hielo y por suerte me contestó de inmediato. El hizo alguna broma, como si nada hubiese pasado. Pero yo fui directo con lo de pedirle disculpas. Me dijo que no hacía falta, que todo fue un malentendido y que quedó en el pasado. Aún así insistí con explicarle lo que me había pasado. Y lo entendió. Y seguimos bromeando como siempre. 

Me alegró recuperar nuestro vínculo, ahora mi desafío era descifrar que tipo de vínculo era. Uno pensaría que después de más de 15 años y 100 columnas, esto se hace más fácil. Pues no. Quizás aprendimos algunas cosas, pero en las relaciones, en el sexo y en el amor, todo está cambiando constantemente. Como cuando mirás un caleidoscopio, te movés un poquito, y todo es completamente nuevo y diferente. La única certeza es que nadie tiene idea cómo se hace esto. Qué cosas funcionan y qué cosas no. Sólo nos queda aprender de los errores y de los aciertos. Nuestros y de los demás (léase amigos). Ah y nunca dar nada por sentado. 

Es posible que años de intentar relaciones fallidas en esta ciudad, te hagan un poco más reacio a todo o te dejen cicatrices profundas en el corazón. Ya lo decía Cortázar: ‘el truco es volverse fuerte de corazón, sin perder la ternura del alma’. 

Pero no se preocupen, no todo es oscuridad, también hay un lado positivo. Siempre hay alguien nuevo a la vuelta de la esquina, en el parque, en el supermercado, o cruzando las sierras. Y no hay nadie tan malo, ni nadie tan bueno, todos nos estamos formando en la eterna carrera de Educación Sentimental. ‘Somos diamantes tomando forma’ como dice la canción. Hacemos lo mejor que podemos. Ahora sabemos, o eso creo, sobre la responsabilidad afectiva, sobre la toxicidad en las relaciones y estamos en ese proceso de deconstruirnos cada día un poco más. O deberíamos estar. Tenemos mil apps de citas para contactarnos, casi que hacen todo el trabajo por nosotros, y toda una ciudad hermosa para salir a jugar. (o bueno, eso pensábamos antes de la pandemia).

Unos meses después de reconectar con Mateo, estaba tratando de entender mis sentimientos hacia él. Recordemos que él no vivía en la ciudad y que venía muy poco. Por lo que no nos habíamos visto frente a frente nunca más. Y yo, desde acá, sobreanalizando todo, sus subtextos, sus silencios, hasta sus carcajadas. Todavía no entendía si me había perdonado realmente. Si había cambiado algo entre nosotros. Esta vez, yo traté de ir más de frente y tirar indirectas casi directas. El se tomaba todo con humor, lo que me confundía aún más, ¿le gustaba o me estaba friendzoneando? ¿o acaso estaba saliendo con alguien más y todavía no se animaba a decirme?

Yo creo que, por mi parte, lo tenía claro. Por como me ponía cada vez que me escribía. Por todas las veces al día que algo me hacía pensar en él. Por como lo extrañaba por momentos y por todo el tiempo que me dedicaba a pensar en cómo y qué escribirle. No entendía porque en ciertos momentos del día me distraía pensando en él y sonreía. Hasta que lo descubrí: si, ESTABA ENAMORADO. 

No lo podía creer. Finalmente había sucedido. ¿Saben cuanto tiempo busqué volver a sentir este sentimiento?. Creía que ya no iba a regresar y no podía estar tan feliz de que haya regresado. Las vueltas de la vida. 

Es muy cursi lo que voy a decir a continuación, pero no me importa: ¡QUE LINDO ES ESTAR ENAMORADO!. La energía y la potencia que le mete a la vida, es casi sobrenatural, descomunal, extraterrestre. Literal te dan ganas de caminar por las paredes, salir al balcón y gritarlo como un gol. Y al mismo tiempo es algo tan absurdo, no sólo porque te dan ganas de sonreír, sino porque puede ser un sentimiento individual y unilateral. Podés estar viviéndolo por años en soledad y aún así, te hace sentir tan vivo.

Tenía que descargar toda esta energía de alguna forma. Así que tomé una botella de agua y regresé a correr al Parque Sarmiento como en los viejos tiempos. Agitado y casi sin aliento, de repente lo crucé. Mi corazón no sabía si salirse del pecho o quedarse inmóvil. Era él, el chico al que le había dedicado la primera columna. Llamémoslo Federico. Claramente volvía de su trabajo. Era inevitable evitarlo, ya que venía de frente. Él sonrió y se detuvo, yo me saqué los auriculares. ‘Estoy todo transpirado’ le dije dándole una palmadita de lejos y tratando de no infartarme. Por supuesto él estaba impecable. Sus pectorales y sus brazos explotaban debajo de su remera. Conversamos un ratito de nuestras vidas, hace mucho no nos cruzábamos. Por esas vueltas de la vida, él se había enterado que le dediqué las primeras columnas pero nunca lo conversamos frente a frente. Siento que él nunca quiso incomodarme, o incomodarse. Nunca pasó nada entre nosotros, siempre estuvimos desincronizados. Aunque siempre estuvo a unos pocos grados de separación, dando vueltas alrededor de mis alrededores (léase amigos). Siempre me pregunto ¿qué hubiese sido de mi vida si pasaba algo entre nosotros?¿Seríamos pareja aún hoy?¿Cómo hubiese sido despertar a su lado todos los días?¿Cuán distinto sería todo?¿qué hubiese sido de la vida de estas columnas?¿Qué hubiese sido de mi sin este espacio de catarsis, autoayuda y reflexión?. En fin, así es esta ciudad, un día decidís moverte por un lugar distinto, doblar en una calle diferente y te chocás con una aventura no explorada.   

Llegando a mi departamento, me crucé con las primeras personas con tapabocas. Pensaba que estaban siendo un poco exagerados. Pero no. Se acercaba una pandemia y yo no tenía idea. Yo seguía en la luna de Valencia, pensando en Mateo y en volverlo a ver. Se dice que la expresión se originó cuando la ciudad de Valencia todavía estaba amurallada y si por distraído llegabas después de las 10, te cerraban las puertas en la cara y tenías que pasar la noche bajo la luna. Quién diría que 150 años después, en medio de una cuarentena estricta, lo único que íbamos a querer es que nos dejaran pasar la noche bajo la luna. Quién diría que después de los 30, me iba a volver a enamorar, en medio de este caos, en el final de los tiempos. Pero así son las vueltas de la vida, una rueda de la fortuna. Todo estaba a punto de cambiar, una nueva normalidad, una nueva forma de amar y conectarnos. La seducción con la boca tapada y hasta una nueva vida sexual. Era el final de una era. 

Ya en mi depto. revitalizado, me animé a invitar a Mateo a Córdoba, para volvernos a ver, salir a tomar algo por ahí. Me dijo que no creía que iba a poder pasar con todo lo que estaba sucediendo. Era finales de marzo 2020 y yo, iluso, le dije que seguro en unas semanas terminaba todo e iba a poder cruzar a la ciudad. Pero no fue así y a medida que pasaban las semanas, todo se complicaba un poco más. Y me preguntaba: ¿iba a resistir nuestra endeble relación a una pandemia mundial?¿Acaso este enamoramiento será mi salvación en medio de esta tempestad o terminará por hundirme? 

Por ahora, déjenme de este lado de la muralla un ratito más, me quiero quedar en este momento. Disfrutando el enamoramiento bajo la luna cordobesa. Disfrutando la impredecible aventura del amor. Gracias por acompañarme durante estas 100 columnas, por la aventura de una vida. Gracias a lgcba.com por este espacio. ¡Y salud! ¡Por las próximas 100!

Pablo M. Acuña

Pregunta para el foro: ¿Te enamoraste durante esta pandemia? Contanos tu historia.

Fabian S.
Fabian S.https://lgcba.com
CEO y fundador de LGCBA.com. Me interesa todo lo relacionado a recursos humanos, el turismo y el marketing digital. Soy Consultor de Social Media con experiencia en diversas plataformas de comunicación digital. Consultor / asesor en proyectos apuntados al segmento LGTTB

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